viernes, 30 de noviembre de 2012

Lagrimas de cocodrilo


¿Han visto el famoso vídeo de los militantes socialistas pidiendo perdón?  Yo no sé qué reacción les habrá producido, pero a mí, personalmente, me ha retrotraído a mi juventud. Se preguntarán por qué, pues bien, si Vd. es de mi generación seguro que recordará aquellas épocas en las que el pecado individual parecía que no tenía importancia, el pecado más grande era el colectivo.  Así, el propósito de la enmienda, desde luego, era más cómodo y compartido, de forma que uno no acababa de sentirse ni culpable ni responsable del todo, ya que sólo era una parte mínima de la sociedad pecadora. Aquellos ejercicios espirituales en el Forum Vergés, a los que sólo acudí un día, a pesar de durar tres, me dieron una idea de lo que significaba el perdón para algunos, y lo poco que me interesaba esa deriva religiosa. Supongo que si comparte conmigo unas cuantas décadas, habrá asistido alguna vez a esas confesiones que parecían una “puesta en común”, y en la que cada uno pedía perdón en voz alta, no por sus pecados, sino por generalidades de todo tipo. En fin, que cuando creías que esa experiencia formaba parte de un pasado lejano y prácticamente olvidado, te lo ponen por televisión.
Es asombroso el cinismo de pedir perdón por no haber atacado más a la Iglesia y no por no haber colaborado con ella a mantener a los indigentes, pedir perdón por haber cedido a unas políticas y no hacerlo por haberse equivocado, robado y despilfarrado todo el capital de una Nación, pedir perdón por no haber sido capaces de gobernar un país, que en esos momentos estaba con superávit y con una prima de riesgo anémica, por no darse cuenta y reconocer la crisis, en lugar de hacerlo por habernos mentido como bellacos. Por lo que se ve, lo del dolor de los pecados no es muy creíble, y si con eso pretenden restablecer la confianza de su electorado… ellos sabrán quienes les votan.
El tono tampoco da para mucho, te pido perdón, pero con la boca pequeña, que vamos de colegas.
En fin, una mascarada más, que nos ha dejado con la boca abierta, ya que esto no se hace ni en las guarderías.  Si me dicen que nos demos la mano y amigos, les digo que no.

Educar


Tiene razón el lector que comenta mi última reflexión. Le agradezco sinceramente su opinión, que me induce a pensar y a expresarme.  Es difícil para los jóvenes abstraerse de tanta mediocridad y podredumbre.  Ahí estamos  sus mayores para, sin derrumbar ilusiones, ponerles una base firme en la que sostenerse ante tanto vendaval adverso. Y, debemos tener en cuenta que es mucho lo que van a tener que aguantar, ya que con la educación recibida en las escuelas, si hay algo de lo que están huérfanos es de valores y la capacidad crítica.  Y no me refiero a la pataleta continua en que vivimos, que esa está más que aprendida, pero, desgraciadamente les han enseñado a defender unos derechos que no se han ganado todavía y a despreciar los derechos esenciales inherentes a todo ser humano.  Da coraje que a edades excesivamente tempranas, les den voz y participen en asuntos que no les competen y que, a la larga, les perjudicarán, que a su lógica pasión reciban tan sólo respuestas manipuladoras, agudas en algún momento pero con la profundidad de un charco.  El sentido común está totalmente desterrado y crecen en un ambiente buenista que nos pone los vellos como escarpias.  Es esa falta de criterio y de responsabilidad su peor enemigo, ya que la juventud, se cura con el tiempo.
Ayer, mi hijo menor me comentó que la hermana de una conocida suya se había suicidado con quince años.  Hace unos meses la hermana mayor murió en accidente de tráfico. Y yo, sin conocerlas, no dejo de plantearme si hay causa-efecto entre una y otra muerte.  Porque aunque la muerte les rodea, los jóvenes parecen no aceptarla. ¡Como si eso fuera óbice a su existencia!, y buscar en ella una salida, a los quince años, habla mucho de soledad, de falta de amor, de comunicación, de apoyo, de valor… ¿A qué presión pueden estar sometidos hoy los jóvenes?  Se les permite decidir sobre cualquier cosa, muchos de ellos parece que hablan excátedra, dando lecciones a padres y maestros, sin que nadie, con sentido común sea capaz de ponerlos en su sitio y decirles que antes de sentenciar hay que aprender, hay que vivir, hay que darse muchos porrazos, afrontar ellos mismos las dificultades, bien acompañados, pero no sustituyéndolos y cuando ésto  ocurra, sus comentarios serán escuchados con el respeto que se han ganado. Los padres no somos “el primo de zumosol”, las dificultades han de superarlas ellos, estamos para orientar, para dirigir, pero no para vivir ni su vida ni sus propias experiencias, y también para curar las heridas,  para abrazar y para reñir, en definitiva, para educarlos.
Luchan por una libertad que no comprenden, y  que, la mayoría de las veces, es falsa. ¿Puede decirme alguien qué libertad hay en un partido político?  Luchan por la justicia y qué justicia ven en los Tribunales, luchan por una igualdad, que en el fondo ellos mismos no son capaces de asumir, dada su natural tendencia a formar grupos más o menos cerrados.  No les veo luchando por conseguir, a través del esfuerzo y del mérito, un lugar en el mundo que les permita desarrollar esos valores.  Son generosos, pero habitualmente con el que está lejos, porque con los cercanos pueden ser muchas veces mezquinos y hasta crueles.
Por eso, aunque el futuro es suyo, depende de nosotros, padres, maestros, políticos, jueces, etc… El ejemplo es el mejor espejo en el que se pueden mirar, y si analizamos la situación lo que estamos consintiendo es imperdonable.
Esta sociedad desengañada tiene que priorizar la vuelta a los valores. Es esencial. Quizás llegamos tarde al presente, pero, si  algo nos importan nuestros hijos y el mundo que vamos a dejarles, no podemos rendirnos, démosles armas morales, comentemos las noticias, dando argumentos, facilitándoles la tares de defenderse.  No podemos dimitir de nuestro presente ni de nuestra sociedad, ni tampoco de nuestra condición de padres. Hablemos con ellos, a veces parece que no conozcamos a nuestros hijos, que puedan compartir sus dudas y problemas con nosotros, dejémoslos hablar para saber por dónde se dirige su pensamiento y estemos constantemente a su lado, ayudándoles a avanzar en la buena dirección.
Formemos hombres y mujeres en el más profundo sentido de la palabra, ese es el camino, con la esperanza que nos da el Romancero Español: “Si no pude vencer reyes moros, engrendré quién los venciera”.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Por soñar...


Han sido unas elecciones especiales.  Pocas veces acude la gente a las urnas con tanta decisión, con tanto miedo, con tanta esperanza….Y el resultado, como siempre, será interpretado de mil maneras, pero reconozco que hoy no puedo borrar la sonrisa de mis labios pensando en el batacazo que se ha pegado el Sr. Mas.  Aún no sé qué dirá esta tarde, si tendrá la suficiente dignidad para dimitir y no presentarse a la presidencia de la Generalitat  o su vanidad cederá al susurro de aquellos que le acompañaron en el camino al desierto, creyéndose imprescindible para seguir al timón de un proyecto caduco.
La gobernabilidad será aún más complicada, pero ya ha visto que sólo la bandera no le sirve para tapar tantos trapos sucios, y que “la voluntad de un pueblo” (lema de su campaña) es dejarlo en paños menores y obligarlos a gobernar, pactando y mendigando como miserables con otros catalanes a los que “la voluntad del pueblo” ha designado sus representantes.
Se creyeron que eran Cataluña, y Cataluña los ha puesto en su sitio. Sigue el problema separatista de siempre, al que desgraciadamente ya estamos habituados, pero ese cincuenta por ciento que quiere seguir siendo España está vivo y no se quiere dejar avasallar, ni silenciar.
Hemos pasado unos  días muy duros.  En los patios de los colegios, los niños han llegado a las manos, unos defendiendo el independentismo y otros nuestra pertenencia a España. Hasta ese punto el enfrentamiento. Han querido demonizarnos por no rendirnos, por no renunciar a nuestra españolidad, como si fuéramos una atracción de circo, algo extraño y casual, parias en nuestra tierra, pero somos muchos más de lo que creían, y sus propias posturas nos han radicalizado en nuestras actitudes: ya no callamos, hablamos más alto.
Desgraciadamente, la crisis es tan importante en las empresas catalanas, que muchos que vivían en la ensoñación han tenido que tomar contacto con el suelo y darse cuenta de que llegan a fin de mes gracias a los clientes españoles, sean de la comunidad que sean. Y la situación no está para tonterías. Ojalá hubiera sido otro el espíritu de éstos, pero el miedo tiene un verbo poderoso y siempre es peor la ruina que la pertenencia a España.
Por otro lado hemos podido disfrutar de las nuevas tecnologías que han dado voz en Cataluña a los que los medios oficiales de comunicación han silenciado desde siempre.  Gran invento las redes sociales, youtube, twitter, facebook y compañía que nos han regalado momentos verdaderamente estelares.
Y hoy, lunes, a seguir trabajando, con la esperanza de que los jóvenes lleguen a derrotar esa partitocracia que nos asfixia y sean capaces de obligar a los políticos a ser  hombres honrados que luchen por construir un mundo mejor en el que quepamos todos. Por soñar, que no quede.