martes, 23 de noviembre de 2010

Legislar lo ilegislable

Cualquier persona de mediana edad sabe lo que es llegar de urgencias a un hospital con un anciano enfermo y que lo primero que te planteen sea lo de los “cuidados paliativos”. Es anterior a los resultados de las analíticas, a la exploración de los especialistas, tan sólo con el repaso de su historial clínico, y frecuentemente el enfermo acaba saliendo al cabo de unos días por su propio pie del centro sanitario.
El disgusto al oír la frase sólo es comparable al alivio que sientes en el momento en que ves que hay posibilidades de mejora, intervención o simplemente tratamiento.
Sabes que en algún momento será irreversible, así es la naturaleza humana, pero respiras sabiendo que será otro día, que hoy no toca.
Y por muchas veces que te haya ocurrido, siempre piensas que están “tirando la toalla”, que creen que por su edad o situación no vale la pena luchar.
Gracias a Dios, generalmente no es así. Y cuando el médico que lo lleva se te acerca y definitivamente te lo plantea, con seriedad, con cercanía y con todas las explicaciones que tu conciencia requiere, sabes que ha llegado el momento de la despedida, que deben desconectarlo, porque sus órganos están funcionando de forma artificial y que se irá en calma, sin dolor, porque por él mismo no puede seguir viviendo. Es un acto médico, pero es un acto de amor, de aceptación de la realidad y siempre puedes pedir la opinión de otro facultativo que confirme o no la situación real de tu pariente.
¿Cómo se puede legislar? ¿Quienes son los políticos para valorar cuando y en qué momento son los cuidados paliativos la única alternativa? ¿Cuándo una muerte es digna? Una cosa es poner límites a los posibles excesos y otra muy distinta es legislar conciencias. Y yo de la conciencia de los políticos actuales no me fio lo más mínimo.
¿Qué ha habido abusos?, no me cabe la más mínima duda. ¿Qué hay personas sin escrúpulos que acelerarían la muerte de algún pariente? Sin duda también. Pero entonces estamos hablando de asesinato, no de muerte digna, no de cuidados paliativos.
Legislen Vds. el delito de asesinato en estos casos y dejen de entrar en la intimidad de nuestras conciencias y de nuestras alcobas, y, por favor, no hablen de dignidad, muchos de Vds. no saben ni lo que es ni lo que significa.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Propaganda

Lo que se desprende de la campaña electoral de algunos partidos en Catalunya, es que reconocen que nos están j….., que pretenden seguir haciéndolo y que al parecer a algunos les gusta.

Como comprenderán no me cuento entre los destinatarios de semejante campaña, que Dª Marina Geli debería incluir en su ya famosa página web de sanidad, para ofrecer un más amplio abanico de lo que ellos denominan salud reproductiva y sexual.

Parece que la única propaganda que creen que funciona es la llamada a los instintos más básicos, como si fuéramos bestias sometidas al método Pavlov. Y es que una llega a pensar que ellos son así, lo deben encontrar divertido, ocurrente. Mientras, los españoles se desesperan en la cola del INEM y les aseguro que no les produce ningún orgasmo llegar por fin a la mesa y que te digan que no hay nada, que vuelvas otro día.

Los comentarios al respecto de la ex ministra de igualdad, son de nota: sonrisita, evasiva y afirmación de que si fuera así, las urnas estarían llenas..je, je, que gracia.

¿Lo ven?, lo encuentra gracioso. No despreciable, no ofensivo, no soez.

Y es que cada vez resulta más difícil vivir en esta sociedad. Ya no es que no nos guste, es que nos repele. Y cuando oyes hablar de regeneración de la vida pública, de la enseñanza y de tantas otras cosas, y ves este tipo de mensajes, no crees que sea posible. No con esta gentuza, tan aficionada al leguaje burdelesco, que nada aporta, y que sólo minusvalora al pueblo que está llamado a votarle.

Pasmo, sorpresa, indignación….y desengaño (para aquel que todavía aspiraba a creerles). Y para los que nunca hemos creído en ellos una repulsión indefinible. Dan nausea.

Y si lo que pretenden son orgasmos, que se vayan, les aseguro que a muchos de nosotros nos produciría un placer infinito.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Banderas izadas

Sólo son palabras, pensamientos hilvanados al compás que nos marcan las noticias, las percepciones que, día a día, despiertan distintos sentimientos entre nosotros. Un grito silencioso, que no queremos que permanezca ahogado entre el ruido de la confusión que nos rodea. Informaciones, comentarios, opiniones…que lanzamos a este hiperespacio en que se ha convertido el mundo de los blogueros: una vía de escape, un yo no estoy de acuerdo y no me callo, y no me callan, el derecho al pataleo, una verdadera terapia.

Una esperanza… Para el día de mañana estamos configurando un verdadero archivo de realidades paralelas, y en el futuro se constatará que nada fue lineal, que no hubo pensamiento único, que la verdad es múltiple, que las hemerotecas mienten porque sus páginas están llenas de falsedades, que las urnas callan lo que en estos espacios se cuenta. Y que no permanecimos al margen ni en silencio. Que quisimos, a nuestra manera y dentro de nuestras posibilidades cambiar una realidad que nos era ofensiva, dolorosamente hiriente.

La impotencia..que no nos vence, la asumimos, pero nos revolvemos contra ella. Con pocos medios, con mucha imaginación, con una voluntad férrea de permanecer en este combate, lanzando al viento palabras para aquel que quiera recibirlas, asumirlas o contestarlas.

La libertad.. en una sociedad que nos enfunda en el corsé de los partidos políticos, donde la opinión de los particulares es continuamente solapada por los intereses electorales. Donde lo políticamente incorrecto está vedado, censurado, mal visto. Un ejercicio contra la soledad de cada casa, de cada despacho, una conversación de bar, una nueva resistencia…

Cada uno de los que aquí escribe o lee, sabe de lo que hablo.

Una de talante

Ayer se volvió a destapar. Pudimos ver su gesto furioso, enérgico, de animal herido…y así mostrarnos a todos lo muchísimo que le han afectado las críticas ante la actitud que tomó en la visita papal.

Las palabras, absurdas, vaya, otra astracanada más. ¡Como si el Papa pretendiera legislar en España! ¡Como si él estuviera legislando para todos los españoles y no sólo para los suyos! Como si la contestación que encuentra en las calles de nuestras ciudades fuera de ciudadanos vaticanos y no patrios…

¡Que soberbia! Pretender ningunear a Benedicto XVI, que además posee una mente y una cultura que Zapatero es incapaz de imaginar. No hace falta ser cristiano o católico para reconocer en el Papa su inteligencia. ¿Acaso legisla en Gran Bretaña, donde pese a los posibles conflictos derivados de las discrepancias entre algunos sectores del anglicanismo, fue recibido con más respeto que el que nuestro Presidente le brindó?

Su actitud, sus palabras demuestran la rabia de quien no ha sabido engañarnos una vez más, la inutilidad de su viaje a Afganistán y hasta que punto se siente acosado por una fe que no consigue desterrar de España. Una fe a la que persigue y ofende, pero que está tan inmersa en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestras almas, que un “don nadie” como él, por mucho que se lo proponga no puede borrar. Son gigantes y no molinos, por esta vez Don Quijote tiene razón y las leyes del mundo se equivocan.

Su rabieta le lleva a cerrar la Basílica del Valle de los Caídos, pero no puede impedir que las personas libremente se desplacen a oír Misa allí. El pinar, la comunidad benedictina, ¿también son un peligro para los ciudadanos? Es inútil su empecinamiento, somos más y cada vez más dispuestos a no dejarnos comer terreno, a defender lo nuestro, nuestras creencias. Sin poder evitarlo, su sectarismo está despertando conciencias, levantando voces que, para su desgracia, se convertirán en votos, que es lo único que parece importarle.

Otra vez, se le ve el “talante” a nuestro Presidente.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Iglesia viva

Creen que el éxito de la visita del Papa no fue para tanto… Yo fui una de esas 7.000 personas afortunadas que, desde el interior de la Basílica de la Sagrada Familia compartí con el Santo Padre, tres horas inolvidables. Desde la distancia, es lógico, pero sintiendo el gozo de su presencia y su mensaje.

La noche anterior, en la plaza de la Catedral se congregaron un montón de jóvenes que consiguieron que, fuera de todo protocolo, el Papa saliera a saludarlos al balcón, mientras los rondaban carteristas y los “demócratas liberales” de los colectivos gay, lesbianas y demás se dedicaban a tirar piedras y huevos a los balcones engalanados con banderas vaticanas, para reafirmar lo que ellos entienden por “libertad de expresión”.

Días antes, por medio de SMS se convocaba a la quema de iglesias, porque ya se sabe, “la Iglesia que mejor ilumina es la que arde”, y el Islam radical se sentía ofendido por la visita papal y amenazaba con atentados.

Entre los voluntarios se habían infiltrado miembros de dichos colectivos, con antecedentes penales, que gracias al exhaustivo trabajo de seguridad, fueron rechazados.

Se comprobaron los datos de cada uno de los asistentes, que debían presentar su DNI en los controles, ya que las entradas, tanto en la Basílica como en las zonas acotadas eran personales e intransferibles. Eso obligaba a entregar tus datos con mucha antelación, y hubo personas que no llegaron a conseguirlas, supongo que los que vinieron de fuera de Cataluña tuvieron muchas más dificultades para acceder a ellas. Yo misma no puede disponer de las mismas hasta prácticamente 24 horas antes.

Se convocó una huelga en medios de transporte público para intentar desanimar a los asistentes.

A pesar de todo, fuimos una multitud. Las calles de Barcelona se llenaron de fieles, en un ambiente alegre que se contagiaba. Familias, jóvenes, mayores, ancianos, españoles y extranjeros, una riada de cristianos que convirtieron las calles en una inmensa Iglesia.

martes, 9 de noviembre de 2010

El malqueda

Zapatero debe pensar que no tenemos memoria. Y yo, todavía recuerdo el funeral de nuestros soldados, al que no asistió bajo la escusa de tener que preparar el “discurso” (que no plegaria) a realizar en el ya famoso desayuno de oración, invitado por Obama.

Y debo reconocer que me enfurecí. La vida que nuestros soldados entregan generosamente en una guerra no reconocida por él y a la que él, como Presidente del Gobierno los manda, es sin duda lo más importante. No cabían escusas y su ausencia fue, para los españoles que sentimos cada muerte en acto de servicio como propia, como la de un familiar, una afrenta.

Y, mira por dónde, los soldados son esta vez el pretexto para no recibir, como debía a S.S. el Papa. No es que haya habido muerte alguna, ni tampoco haya cambiado la situación en ese campo de batalla llamado Afganistán. Es que no quería estar en España es esas fechas y le pareció más oportuno hacerse la foto allí. Los militares como pretexto en esta ocasión y como estorbo en la otra. Hay que ver que inoportunos fueron muriéndose cuando ¡por fin! Obama le invitaba y además habría fotógrafos para inmortalizarlo.

Lo siento, no le perdono, ni lo olvido, Sr. Presidente. Aquí, no le echamos de menos, si no fuera por el cargo que ostenta, lo cierto es que sobraba, pero a mi entender tampoco hacía nada en Afganistán, para quedar tan mal, mejor se hubiera quedado en Moncloa que nos habría salido más barato a todos.