lunes, 8 de marzo de 2010

Ser mujer

Una empieza a estar cansada de que el dinero que recauda y reparte el Gobierno se destine a objetivos tan necios. Me refiero, por supuesto, entre otros al Ministerio de Igualdad. Todavía no había digerido lo de los cursos de autosatisfacción sexual que se daban en Extremadura, cuando nos sorprenden con lo del mapa sensitivo del clítoris y labios menores. Y es que deben creerse que los españoles somos tontos de baba, porque ya me dirán…
Junto a esto se presenta una ponencia pidiendo que el Vaticano deje de ser Estado porque a cuatro mujeres les molesta, y afirman que va contra el género femenino. No señoras, que el Vaticano no coincida con Vds., es lo que hace que muchas mujeres nos sintamos a salvo, ya que son Vds. las que denigran cada día la dignidad de las mujeres.
Que pongan todo el énfasis en el tema sexual, es algo que no acabo de digerir, parece que para ellas/ellos el mundo se centra en el orgasmo y no es así para la mayoría. Deben ser muy simples. Yo me considero algo más que un objeto o sujeto sexual, y claro esto les debe sobrepasar. El concepto que tengo del hombre y de la mujer supera con creces ese parámetro, que comparto con todas las mujeres, inevitablemente, sin distinción de raza, religión, cultura, edad,….y que ya venía genéticamente determinado desde mi concepción. El esfuerzo que he realizado por ser algo más, por formarme, por conseguir un respeto que no tenga que ver con las cuotas, es mi trabajo de cada día, y que me minusvaloren de esta manera me enerva.
No soporto verlas, como en la contra-mini-manifestación del domingo en Barcelona, mostrando sus pechos y exigiendo el derecho a abortar. Frente a ellas, señoras que no tenían que desnudarse para que se supiera que eran mujeres, chicas jóvenes de mirada limpia, familias enteras que proclamaban el derecho fundamental de todos, el de la vida.
Y es que para ellas todo se reduce al sexo, sin freno, sin responsabilidad, sin conciencia, y así, cualquiera que limite sus instintos más primarios es considerado un retrógrado, en lugar de reconocer que han dado un paso adelante en el proceso evolutivo.
Como es decía, estoy cansada de que semejante personal ose hablar en mi nombre como mujer, que se lleven adelante semejantes iniciativas con mi dinero y que crean que nos hacen un favor. ¡Socorro!, que me quiten de esa lista, en la que ser mujer es para mí un agravio.

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