lunes, 12 de julio de 2010

Un domingo de gloria

No han sido unos días fáciles. El Fallo de la Sentencia del Constitucional sobre el Estatut, nos sabía a poco, y a pesar de ello, aquí se montó la pataleta de siempre. No debe moverse ni una coma de lo aprobado por el pueblo catalán, y ya se “cepilló” en Madrid. Lo del pueblo catalán no deja de ser una ironía, ya que ni la mitad se tomaron la molestia de acudir a votar, lo votó el Parlament, que no el pueblo, igual que en Madrid lo votó el Parlamento, que no el pueblo español.
El sábado, además de ir a la playa, muchos barceloneses aprovechamos para salir de este ambiente enrarecido que suponía la ocupación de varios carriles por autocares, muchos con los rótulos de Transports Públics de Catalunya; como es natural, teniendo en cuenta que lo de Omnium Cultural como convocante era pura fachada, ya que el primero que hizo un llamamiento fue el Presidente de la Generalitat.
Si el Sr. Montilla creía que iba a poder encabezar la manifestación es que realmente no sabe dónde vive. Era seguro, porque así ha sido siempre, que los radicales, que en esta zona son muchos y violentos, iban a desmontarla para hacerla suya. El 11 de Septiembre de cada año nos daba la medida de lo que iba a significar. Regalaban manoplas con el lema “Adeu Espanya” y los gritos de “Independencia” fueron coreados por la mayoría. La explotación hasta la náusea del “victimismo” tan acendrado del pueblo catalán siempre acaba igual. ¿Eran independentistas todos los que acudieron?, Seguro que no, pero no se debe jugar con fuego.
No llegaron ni a ponerse de acuerdo en el manifiesto que se suponía se iba a leer al finalizar el recorrido, y por lo tanto no hubo manifiesto oficial, aunque algunos hicieran proclamas. Y tampoco se pudo realizar la marcha completa, ya que se dedicaron a echar tanto a Montilla como a otros políticos, que debieron quedarse horrorizados y que de nada les sirvió envolverse con la senyera, lo que abundaban eran las esteladas, que con franja azul han sido esgrimidas siempre por la juventud de Convergencia i Unio (¿recuerdan la famosa CRIDA?), y las otras (de franja roja) que acompañan siempre a ERC.
La publicación del texto de la sentencia el día antes de la manifestación era, según Artur Mas, una provocación. La convocatoria sin el texto íntegro no, por supuesto, ellos tienen todo el derecho a movilizar a la gente contra España, (no se engañen, era eso), aunque no se sepa aún lo que va a quedar del famoso Estatut.
Suerte que después del sábado llegó el domingo. Y Barcelona, sin necesidad de convocatoria alguna se llenó de gritos y de Banderas de España por todos los rincones. Sin dinero público, sin proclamas, sin organización, puro sentimiento, puro orgullo. No había autocares, pero las caravanas de coches y motos recorrieron la ciudad en una explosión de alegría. No había odio, solo una inmensa alegría que brotaba en gargantas y en lágrimas. Tremolaban las banderas y las voces sin miedo, al unísono. Y nadie se acordaba ni del Estatut, ni de Montilla, ni de Mas, ni de Carod, que debían estar escondidos y calladitos, lamentando la ocasión perdida de prolongar en el tiempo esa manifestación sectaria, en la que ni los convocantes eran bien recibidos.
Y es que aún no han aprendido que cuando Catalunya se mira el ombligo, se encoge (como todos), pero cuando mira lejos, crece.

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