jueves, 25 de octubre de 2012

Bilingüismo


Cuando mis hijos eran pequeños, además de los clásicos juegos en el coche del veo-veo,  acumular vehículos de un color determinado, o juegos de palabras que empiezan por…., jugábamos a traducir palabras. Así, yo les decía una palabra en catalán y ellos me la tenían que traducir al castellano.
En casa siempre hemos hablado en castellano. Al principio nos planteamos que mi marido les hablara en catalán y yo en castellano, pero al llevarlos a la guardería y ser ésta sólo en catalán, la propia directora nos indicó que la mejor manera de ser bilingües era que en cada espacio utilizaran un idioma. Así en la guardería hablaban catalán y en casa castellano.  Con mi familia la lengua habitual ha sido el castellano y con la familia de mi marido el catalán. Para mi marido, catalán de infinitas generaciones, la lengua “pijama”, la de casa, ha sido siempre el catalán y renunció a transmitirla a sus hijos por  su bien, ya que siempre ha considerado la lengua española como una gran riqueza, como un tesoro. Hoy mis hijos sonríen cuando les comenta que de joven traducía las letras de las canciones de los Beatles al catalán, para cantarlas con los amigos.
Por otro lado, cualquiera que haya vivido en Cataluña sabe que en la adolescencia, y con una guitarra en mano, el idioma era lo de menos y muchos aprendieron catalán a través de las canciones.
Se preguntaran entonces a qué venía el jueguecito de la traducción, y es muy simple. Con ellos era difícil hablar de los términos que estudiaban en clase de sociales, y de “penyasegats” a “acantilados” hay un trecho, de “ramadería” a “ganadería”  o de “enciam” a lechuga y presentándolo como un juego les hacíamos más fácil aprender las palabras que habitualmente no se utilizaban en su entorno. Más de una vez, surgía de ellos la pregunta ¿mamá, cómo se dice…..en castellano?
Con esto me quiero referir a que el bilingüismo nunca ha sido real en las aulas catalanas, y que la negativa a dar una tercera hora de castellano a la semana es un perjuicio real para esos niños a los que la globalización del mundo empujará a buscar trabajo  fuera de su Autonomía. Incluso, en los exámenes de selectividad la prueba de castellano ha sido siempre más fácil que la de lengua catalana. Es patético oír hablar castellano a algunos políticos catalanes, y son espantosas las expresiones que se publican en algunos diarios, incluso nacionales, cuando el periodista tiene que traducir al castellano.
Y, es que el nacionalismo ha basado toda su estrategia en la lengua.  Se han inventado una “nación lingüística” que nunca ha existido y la están imponiendo. Por eso no debe extrañarles que Joanot Martorell, valenciano, se estudie durante 4 cursos en Cataluña, y Lope de Vega ocupe media página.
Rita Barberá decía el otro día que los nacionalistas catalanes se habían apropiado de la “Dama de Elche”, efectivamente, de la Dama de Elche, de Joanot Martorell, de los tesoros eclesiásticos de la Franja, y de todo lo que a ellos les pueda parecer útil. Niegan la identidad de otras regiones de España que tuvieron rango de Reino y se apropian de Colón, Cervantes y de quien haga falta. No tienen más remedio que reconocer que Picasso nació en Málaga, pero como pintor único su formación fue catalana, por supuesto.
Un libro de lengua y literatura española de la misma editorial y curso no sirve para todas las autonomías, cada una tiene su versión. ¿Vds. creen que es normal? Una asignatura que debería ser común a todos los estudiantes españoles tiene ediciones distintas, eso, además de encarecer enormemente el coste, nos debería hacer reflexionar sobre la manipulación que en ellos debe contenerse, porque si no, no se explica.
Es imprescindible que haya una unidad en la formación y conocimientos de los estudiantes españoles, porque no todo es economía. Para sentirse  miembro de una Nación se debe  conocer su lengua, su historia, sus claroscuros, y aquí lo único que hay es un desconocimiento, cuando no una mentira absoluta.

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