domingo, 8 de noviembre de 2009

Ayudando al ciudadano

Una, que creció en una familia numerosa y creó la suya propia, se consideraba a estas alturas de la vida una experta en reciclaje. Pero, no.

En mi infinita ingenuidad, pensaba que aprovechar las libretas que aún conservan el número de páginas en blanco suficientes para recibir tal denominación, una vez arrancadas las ya escritas; forrar los libros y decorarlos con pegatinas para tapar el nombre de su propietario original; modificar las prendas de vestir, lo suficiente para que parecieran a la moda, después de una recua de años; aplicar rodilleras y coderas a chandals y pantalones y tener la suficiente paciencia para guardarlos hasta el feliz momento en que tus hijos van a Colonias escolares (avisando previamente, si pierdes algo, no digas que es tuyo) para ¡ por fin! tirarlos a la basura, o cocinar “ropa vieja” o diseñar un menú degustación los viernes con todas las “muestras” que te quedan en la nevera…eso era reciclar.

Pero no, ya ven, ahora resulta que se refieren al estudio minucioso y clasificación ordenada de residuos domésticos ¿¿mande??

Te esfuerzas por comprender la nueva normativa, que en un folleto a todo color, en papel satinado (no vayan a creer que ellos reciclan), especifica la correcta ubicación de una lista interminable de productos. Por si se te olvida, en versión resumida te entregan un cartón que al estilo Pepito Grillo imantado te lo recuerda desde la puerta de la nevera.

Por último, el Ayuntamiento te hace llegar tres bolsas de colores distintos para que pongas en cada una papel, plástico o vidrio, y, por supuesto, te encargues de hacerlas llegar al contenedor más cercano (es un sarcasmo). Y empiezas a darte cuenta del peso que supone el estar informado, los lunes son terribles. Y a mirar con horror cuando la pescatera te pone, en un alarde estético, tu compra en una bandeja . ¡No, por favor!, que con una bolsita y un papel tengo suficiente. Y es que la bolsa de plásticos siempre está llena. O te preguntas ¿qué haces con el corcho de la botella?, ¿dónde lo metes?...y el cubo de la basura general se llena de tu ignorancia.
Pues, si esto no era lo suficientemente mortificante, ahora salen con que los pelos (¿los del perro también?) y las uñas deben ir en otro recipiente distinto. ¿Pero no son orgánicos? Y esto te subleva, porque lo único que te falta es ir exponiendo la basura en tus higiénicos y siempre bien desinfectados cuartos de baño. Pero no tienen suficiente, sepan Vds. que si las uñas están pintadas, hay que separarlas !!!!

Y una no puede más y explota. En un país con tantos parados, no podrían ocupar a unos cuantos, que haciendo los cursillos correspondientes, fueran expertos en el reciclaje. No pretendan que me sienta culpable de la degradación del medio ambiente por olvidarme, de vez en cuando, de lo que estoy tirando en esos momentos a la basura, que hay días que hasta me olvido de mi nombre con las prisas. No pienso desenterrar el hacha de guerra porque mis hijos se equivoquen de contenedor. Y por favor apliquen el plan que quieran, con la letra del abecedario que se les antoje, y libérennos de semejante suplicio.

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