domingo, 1 de noviembre de 2009

El lector de sudokus

Estoy esperanzada con la cantidad de adeptos que tiene este entretenimiento en nuestro país. No hay periódico que se precie que no cuente con uno en sus páginas. Se preguntarán qué tiene de estimulante para despertar en mí esta agitación. ¿Qué le diferencia de los crucigramas u otros juegos similares? Sencillamente, ante un soduku no caben especulaciones.

En una sociedad en la que las palabras se nos antojan cada día más equívocas, no por ellas, sino por el sentido que les dan los que las pronuncian, deformándolas hasta extremos incomprensibles a cualquier diccionario, una se refugiaba en los crucigramas con la esperanza de que la definición diera lugar a cualquier sinónimo que la lengua española prevé. Pero…con los científicos holandeses del siglo XIX o similares acabas tropezando casi siempre, cuando no son plantas originarias de cualquier lugar que no consta casi en el mapa, o con modismos locales de cualquier punto de América del Sur. Y no hay derecho. Llenas la casilla con cualquier letra que te suene más o menos bien, y asunto liquidado.

Por lo tanto, los crucigramas nos sirven para estimular la imaginación y la creatividad, pero…

Los juegos de operaciones matemáticas en horizontal y vertical suelen ofrecernos la posibilidad de más de una respuesta. Agudizan nuestra capacidad numérica para alcanzar el objetivo final. Y no podemos confiar en unas operaciones matemáticas que suman dos más dos y resultan diecisiete (véanse los presupuestos generales), o donde diecisiete comunidades autónomas nunca suman un país

Pero el sudoku, nos aparta de esa realidad que nos están vendiendo.. El sudoku, de forma machacona nos insiste que en cada casilla va un número y sólo ése, y debemos situar cada número en su cuadrante contando con los que le rodean por todos lados. Si aquí tengo el cuatro y arriba el cinco y en los otros cuadrados los tengo en distinta posición….ergo, este es el sitio que le corresponde.

Ojalá, esta lógica tan pedestre se multiplique entre los españoles, y seamos capaces de deducir que si esto es lo que dicen y esto es lo que hacen, la casilla que les corresponde a tanto sinvergüenza no tiene pérdida, porque no cabe la posibilidad de situarlos en otro sitio, después, ya les buscaremos un nombre adecuado que cuadre con la definición.

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